A partir del 14 de abril y hasta el 4 de junio de 2022, Villa Magdalena presentará Milko Pavlov: Unsettled Paintings Frozen like Mountains, una selección de nuevas pinturas del artista búlgaro afincado en Berlín, Milko Pavlov (Aytos, 1956).

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Milko Pavlov pinta lugares y cosas que no hemos visto. Entornos que no se pueden nombrar. Para Pavlov, el acto de pintar no requiere pensar. No hay ninguna idea o narración que determine sus imágenes. Con cada obra se acerca a un terreno desconocido. Ver es algo que se desarrolla lentamente después de trabajar a fondo cada lienzo y dejar pasar el tiempo. El tema se va formando de alguna manera. 

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Pavlov es un pintor abstracto búlgaro cuyo principal enfoque de la pintura es el color. "Soy un colorista, y el color lo sabe todo". En los cuadros de Pavlov, la forma, la superficie, la composición y el tema se desarrollan como respuesta a la colorida paleta del artista, que deriva de su temprana exposición a los pintores de iconos búlgaros de los siglos XVIII y XIX. En los años 70, Pavlov desvió su atención hacia la Escuela Iconográfica de Tryavna -donde pasó un tiempo de niño debido a la práctica médica de su padre- en lugar de asimilar las ideas formales relacionadas con la estética realista socialista dominante en Bulgaria en aquella época. Aunque la representación no es intencionada, la forma en que organiza el espacio en sus cuadros y la composición general se asemejan vagamente a montañas o paisajes; un gesto subconsciente que quizá ilustre la naturaleza montañosa de su país natal. A veces, el espectador ve una figura esquiva que se funde con su entorno. El artista no está interesado en hablar del tema en términos literales, espera que la historia o cualquier sugerencia de lo que pueda ser identificable llegue a través del espectador. Sin embargo, la fusión de diferentes géneros pictóricos hace que la imaginería de sus cuadros cobre vida y le permita inventar su propia dimensión pictórica. 

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A pesar de su interés por los pintores de iconos búlgaros del siglo XIX, Pavlov pasó a crear un lenguaje pictórico despojado de cualquier símbolo o figura que aluda a significados prescritos. En su lugar, pinta un mundo natural inventado, o quizás lo que uno ve cuando escarba en la superficie de la tierra. Estos cuadros recientes sugieren muchas cosas, paisaje, figuración, abstracción. A veces uno puede estar mirando las texturas de las rocas u otros detalles de la tierra, hasta que las formas se vuelven inmensas creando una vasta escala dentro del plano del cuadro. Una forma de ver que cambia constantemente, como si el espectador fuera testigo del desplazamiento de las placas tectónicas. Los gestos figurativos de Pavlov están siempre implícitos. La figura puede adoptar muchas formas: el cielo, las montañas, las piedras, un solo acantilado o una nube. Una entidad omnipresente. En todas partes y en ninguna. En general, estas imágenes son abstractas porque el cuadro nunca se define a sí mismo. 

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Cuando fue preguntado sobre la composición en una entrevista reciente, Pavlov dijo: "El espacio siempre está ahí, y el espacio no es siempre el que vemos con nuestros ojos materiales, el 'otro espacio' que no se puede percibir, es mi aproximación a la forma del espacio...". Pavlov está creando un escenario ficticio más allá de la percepción, que revela el espacio invisible. Un admirable intento de ilustrar lo inexpresable.

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Con sus títulos, Pavlov se interesa por una dimensión conceptual que refleja una intersección entre diferentes momentos en el tiempo. En muchos casos, el título de una obra de arte puede contener múltiples fechas aún por venir, por ejemplo, P.F. 2109 МРП 2042 o B.V. 2097/7 МРП 2056. A través de estas referencias a tiempos futuristas, Pavlov está desafiando la esperanza de vida de todo: de él mismo, del espectador, del propio cuadro.

 

Quizá Milko Pavlov esté construyendo su particular visión del futuro llena de espectáculo y vistas fugaces. El reflejo de la luz en un acantilado, los restos de un hombre prehistórico consumido por la tierra, un gigante etéreo entrando en un valle, montañas que parecen formas humanas congeladas. El carácter indefinido de estas imágenes se siente como registros borrosos de lugares o la naturaleza defectuosa de la memoria que se hace inevitable cuando pasa el tiempo.