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Tras siete años de silencio en Sevilla, inaugura exposición en Mecánica del Arte

Matías Sánchez (Alemania, 1972) se forjó como pintor en Sevilla, ciudad en donde vive. Sánchez estaba ausente de las galerías y exposiciones desde hace siete años. «Yo era un pintor de la galería Cavecanem, con la que presenté mi obra en ferias como Arco, cerró la galería y he trabajado desde entonces con otras de fuera de Sevilla, pero no aquí. Ahora ha surgido esta exposición por amistad con Pablo Barragán que dirige Mecánica del Arte». La exposición lleva por título «De carne y hueso» y es sólo pintura y muy matérica, en homenaje a los pintores impresionistas.

Sin embargo, en estos siete años no ha sido complicado para el artista encontrar nuevas galerías para presentar su obra, «no es complicado fuera, pero sí en Sevilla que es un mundo limitado y hay muchos artistas para tan pocas galerías. En España trabajo con galerías de Valencia, Málaga y Canarias y fuera de España en Canadá y Milán».

Sánchez colabora actualmente con la Christopher Cutts Gallery de Toronto, así como con la galería Vostell de Berlín. Fue uno de los artistas jóvenes españoles participantes en la Scope Basel en Basilea (Suiza) en el año 2009. «Estoy satisfecho de poder vivir de la pintura, y normalmente la crisis se nota, pero tampoco es la de la construcción. En España sí había mucha clientela joven que compraba arte contemporáneo y que tenía que ver con el boom inmobiliario, pero fuera de España no, porque hay un coleccionismo asentado de muchos años, y ya tengo coleccionistas de mi obra, sobre todo en Milán y México». Recientemente, el prestigioso Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Los Ángeles adquirió una obra de Sánchez, «algo de lo que me siento particularmente orgulloso», dice el artista.

Esta proyección internacional del pintor le ha convencido de que «se puede vivir en Sevilla y proyectarse hacia el mundo. Internet es una ventana infinita. Se puede vivir en Sevilla, es cómoda y más barato, porque vivir en Colonia, Basilea o en Los Ángeles, que es donde se mueve la pintura, resulta carísimo».

En estos últimos siete años la pintura de Matías Sánchez ha eliminado y sintetizado su discurso que antes era mucho más agresivo. «Yo no hacía una pintura expresionista reivindicativa, sino que pintaba y luego ponía unos letreros, y era una obra más dura en cuanto al mensaje. Pero a mí el texto no me preocupaba tanto, lo que me preocupaba era la pintura».

En esta exposición el artista es más libre y ha disfrutado con el lienzo, «he hecho un homenaje a los valientes que lucharon por la pintura en situaciones paupérrimas y siguieron creyendo en lo que hacían. Ellos fueron los grandes revolucionarios». Se refiere a los impresionistas como Toulouse Lautrec, Berthe Morisot, Mary Cassatt (quien por cierto pintó en Sevilla en 1873), Degas... «En su época eran parias, hoy son dioses. Hicieron una obra que pasó desapercibida, y eso demuestra que la pintura se valora más con el tiempo. El fin de la vida de estos artistas coincide con el comienzo de la especulación en el arte, pero ellos son los padres de todo lo que vino después».

Para Matías Sánchez, el momento actual es «un poco caótico porque no hay criterio y todo vale. El arte que nos venden como el top, es como decía Jacinto Benavente, “los intereses creados”. Ahora tu obra es buena porque vale dinero, y todo estriba en meterte en un circuito. Y al final lo importante es pintar bien». El denotante de la obra de Sánchez sigue siendo el color, «ahora es más puro, más expresionista que antes, pero no es una serie, porque yo no abro ni cierro ciclos, sino que voy pintando, sin más».







 

Matías Sánchez: “Hoy día tu obra es buena porque vale dinero”

Marta Carrasco, ABC de Sevilla, 3 de enero, 2012

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