El arte dialoga en un nuevo/viejo espacio de Igeldo
Mitxel Ezquiaga, El Diario Vasco, 14 de noviembre, 2020
Cy Schnabel se afinca en Donostia y reconvierte el estudio de su padre en sala para la pintura contemporánea, incluida una obra de Alejandro Garmendia.
Es un espacio pequeño, un rectángulo bañado por la luz, pero con una magia especial. El estudio de la Villa Magdalena de Igeldo donde el artista Julian Schnabel pintaba en sus estancias donostiarras es a partir de ahora “una sala privada de arte, no una galería”, con la que Cy Schnabel, de 27 años, hijo del artista, continúa su carrera como comisario y ‘curator’.
“Buscaba para mi proyecto un lugar especial, con personalidad, miré varias ubicaciones y al final me di cuenta de que el mejor sitio lo tenía en casa”, explica Cy Schnabel. “Es un espacio que parece una obra de arte en sí misma, con este musgo en las paredes, la vieja estufa, cierto aire destartalado... Invita a dialogar con las obras que aquí se expongan, y responde al espíritu con el que quiero trabajar”.
Cy nació en Nueva York, pero pasó aquí largas temporadas con sus padres, el pintor, escultor y realizador Julian Schnabel y la modelo, actriz y diseñadora donostiarra Olatz López Garmendia. “San Sebastián es también mi casa. Me inspiran la ciudad y esta villa, y desde hace un tiempo decidí dejar Nueva York y afincarme en Donostia para afianzar mi trabajo en el arte”.
Confiesa que también pinta y escribe, pero como su hermano mayor, con el que trabajó un tiempo, prefiere el trabajo de comisario o ‘curator’. Ha comisariado ya alguna exposición en México y hace un par de años trabajó con Fernando Golvano en el montaje de la muestra dedicada en la sala Kubo a su tío Alejandro Garmendia, fallecido en 2017.
“No es una galería, sino un espacio privado de encuentro al que se puede acceder con cita previa”, dice el joven comisario.
Precisamente un gran cuadro de ‘Sander’ Garmendia, como le llamaban sus amigos, forma parte de la primera selección de obras expuesta en Villa Magdalena. Son apenas una decena de pinturas, pero de gran tamaño, que casan bien con la potencia del lugar. “El entorno tiene tanta personalidad que solo puede acoger pinturas con mucha fuerza, como las elegidas aquí”. Obras de Jorge Galindo, Felicidad Moreno y Matías Sánchez completan esta muestra, titulada ‘Algunas tendencias en la pintura española ahora’.
El responsable de la sala remarca que “no es una galería, sino un espacio privado”. Los interesados pueden visitarla con cita previa, a través del correo cyschnabel@gmail.com o los teléfonos móviles +19173556437 y 659867034.
“La exposición no pretende definir un movimiento específico, sino reflejar una selección de narrativas personales de cuatro artistas que abordan cuestiones sobre lo abstracto, la figuración, qué pintar y cómo hacerlo”, explica Cy Schnabel. “Cada uno de ellos tiene su propia respuesta sobre lo que podría ser considerado como pintura actual”.
La mirada de ’Sander’
Este seleccionador insiste en la idea de ”diálogo” entre las obras expuestas y ”entre las diversas identidades que median en el paisaje contemporáneo de la pintura española”. Y ahí cobra especial fuerza el cuadro del donostiarra Alejandro Garmendia (1959-2017), una mirada en tonos oscuros a una estancia vacía que parece pintada para ser presentada en este melancólico espacio de Igeldo. ”Es del año 2004 y representa bien una etapa muy significativa de mi tío, tan interesado siempre por el paisaje y la arquitectura”.
El expresionismo marca también el trabajo de Jorge Galindo (Madrid, 1965), otro de los artistas expuestos con ’Cruzado de Oriente’, un óleo sobre lienzo pintado este mismo año. De Felicidad Moreno (Madrid, 1960) se muestra otra gran pintura ”que refleja su forma de ver el arte, como algo cósmico y microscópico al mismo tiempo, porque hace confluir lo infinitamente pequeño con lo infinitamente grande”. Unos pequeños cuadros circulares realizados por Moreno con acrílico y esmalte sobre lienzo pueden verse también.
“Pensé ubicaciones y al fin me di cuenta de que tenía la mejor en casa, este lugar tan ’orgánico’, poblado de musgo y vida”.
El cuarteto de artistas se completa con Matías Sánchez (Tübingen, 1972) y su «versión sombría de la historia y la cotidianeidad». ’Aquelarre’, de 2014, y ’Momia’, de 2017, son las obras presentes en Villa Magdalena.
“Un momento difícil”
Esta muestra inaugural se mantiene hasta el día 27 de este mes. Luego llegarán otras, aunque Cy Schnabel quiere ir “despacio” en su trabajo y meditar bien sus siguientes propuestas. Confiesa que no es fácil iniciar un proyecto como éste en un mundo hoy sacudido por las restricciones de la pandemia, pero también apunta que Donostia es ahora mismo un buen lugar para trabajar el arte “con alternativas como la que quiero ofrecer yo, algo distinto a las galerías convencionales”.
En Villa Magdalena, junto a la plazoleta del funicular de Igeldo, espera este viejo espacio que parece nuevo, una antigua casita adosada al conjunto de la villa, un ’rectángulo’ que fue residencia de dos pisos y que Julian Schnabel convirtió en su momento en uno solo de techos altos para crear sus pinturas.
“San Sebastián es una ciudad que me transmite energía”
Cy Schnabel ha heredado la vida viajera de sus padres. La ciudad de su padre Julian (Nueva York) y la de su madre Olatz (Donostia) son sus dos referencias geográficas principales. “He vivido sobre todo en Nueva York, aunque muchos de los mejores recuerdos de mi vida están asociados a San Sebastián, donde pasábamos largas temporadas, y concretamente a esta deliciosa Villa Magdalena”. Cy Schnabel dice que en este momento “elijo Donostia para vivir porque es una ciudad más tranquila y acogedora, y a mí me transmite una energía especial para trabajar y lanzar nuevos proyectos”.
Los datos:
La sala: En Villa Magdalena, en el Paseo del Faro de Igeldo, se accede con cita previa, en cyschnabel@gmail.com o en el teléfono 659867034.
Los artistas: Jorge Galindo, Alejandro Garmendia, Felicidad Moreno y Matías Sánchez forman la primera selección.
El comisario: Cy Schnabel tiene 27 años, nació en Nueva York y ahora vive en Donostia.
La sala, viejo estudio de Julian Schnabel, es de pequeñas dimensiones pero fuerte personalidad. / Lobo Altuna